viernes, septiembre 02, 2005

Calle 100

Siempre está repleta de carros. La mayoría, bonitos. Parecen un mar multicolor de metal. A veces despliega mucha velocidad. Pero son pocas. Hay tantos carros, que normalmente el tráfico está atrancado.

Sobre la Autopista Norte, la calle 100 se vuelve un puente imponente, que es la imagen que yo más asocio con Bogotá. Creo que este cruce de avenidas es uno de los sitios más representativos de la ciudad, pues muchos sitios relevantes están por estos lados.

A lado y lado de la avenida, que debe tener unos seis carriles, se ve un montón de peatones afanados, algunos de los cuales insisten en ignorar el puente peatonal y se lanzan a atravesar el torrente automovilístico por el asfalto.

Hay mucha gente en esta zona. Muchos vendedores de golosinas y algunos limosneros. Mucha gente elegante, que luce hermosas corbatas y telas espléndidas. Muchos rostros preocupados y seres arrogantes. Muchos perros usando puentes peatonales, con gran propiedad.

Hay señoras elegantes con sus hijos acudiendo a establecimientos médicos. Se ven camiones cargados de cualquier cantidad de productos, más de los que mi cabeza puede recordar.

Se ven mujeres hermosas, solitarias y meditabundas, sujetadas a su cartera como si fuese un bote salvavidas. Y hay bicicletas acabadas en cantidades abrumadoras, entrecruzándose con los carros.

Hay locales dónde se vende cualquier cosa. Inmensas droguerías, supermercados, varios restaurantes (algunos interesantes), una que otra carreta de caballos (zorra) que se anima a enfrentarse a la inmensa conversación automovilística.

Ahora las tiendas de teléfonos celulares dominan el paisaje. Y en sus alrededores se ven decenas de adolescentes con pintas muy modernas, buscando el modelo de teléfono que más les gusta.

Se ven zapatos negros, brillantes y costosos, tenis de tela y de colores, muchos económicos pero muy “a la moda”. Sobresalen los montones de extranjeros por su estatura prominente y el rosado y blanco que definen su piel.

Aparecen camionetas costosas inmensas y atemorizantes que parecen rugir a su paso, adornadas por sus vidrios polarizados. Sus ocupantes, que a veces se bajan de sus “naves” a veces son seres extravagantes y arrogantes que se sientes los reyes del mundo. Otras veces, son madres con sus hijos. “La vida te da sorpresas…”

Y así se mueve este “banco” de humanos que se desplaza con menos uniformidad que los de peces. Mientras uno que otra persona, al fin ha descubierto una razón para vivir por siempre, en la mirada de otro integrante de inmenso este enjambre de almas.

8 Comments:

At 1:42 a. m., Anonymous Anónimo said...

¡Buenos días! hoy por lo que veo llego la primera.
Me gusta como describes tu ciudad pues al mismo tiempo lo haces con sus gentes y la comparación de desplazarse como un banco de peces es muy original.
Un abrazo

 
At 10:03 p. m., Anonymous Anónimo said...

Estoy de acuerdo con Leo. Me gusta la descripción de las ciudades con su gente. Espacio, tiempo y habitantes.
Será porque creo que las ciudades son configuradas por sus habitantes. Me gustan vivas. Como dicen que las arrugas de la cara las marca el caracter de las personas.

Un abrazo

 
At 9:39 a. m., Anonymous Anónimo said...

Me extraña que no actualices el blog, espero que no haya ninguna causa importante. Un saludo

 
At 10:47 a. m., Anonymous Anónimo said...

La calle 100;la describes tal como la conoci,normalmente en los proximos dias volvere a caminar por ahi...
Un abrazo

 
At 1:03 p. m., Anonymous Anónimo said...

Vaya, cuanto tiempo sin venir..si hasta has cambiado de blog! :)
Veo que en el nuevo bitacora te abres mucho mas que en el otro... ahora si tengo la impresion de empezar a conocerte!

hasta pronto

ivich

 
At 2:26 p. m., Blogger Luis Caboblanco said...

Me ha encantado la comparación del banco de peces con el grupo de personas. Supongo que una mirada amiga dentro de esa mole humana no te importará..

Saludos

 
At 2:57 p. m., Anonymous Anónimo said...

Gracias por tu comentario, creo que no me merezco tanto. Seguiré viniendo por aquí y si no actualizaste, te dejaré como ahora un saludo.

 
At 6:09 p. m., Anonymous Anónimo said...

Cualquier calle de una gran ciudad es un verdadero crisol de lo q puedes encontrar en ella.
No soy de ciudad, al contrario de un pueblo pequeño, pero de vez en cuando me gusta irme a la ciudad y darme un baño de diferencias, de aspectos, de nacionalidad y culturas.
Un saludo chau

 

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