Mi maletín negro
Mi maletín negro (y de cuero)
El otro día, saliendo de clases de la Universidad de los Andes, me encontré con un compañero de colegio al que no veía hace varios años. Es increíble cuando uno se encuentra a alguien que no ve hace tanto tiempo, con sólo levantar la mirada.
El escenario era muy diferente al que solía servir de fondo a nuestra vida de estudiantes. Ya no se trataba de la cancha de fútbol del colegio javeriano de Pasto, donde mi compañero solía actuar como arquero (bastante bueno, por demás) y yo como “tronco” (colombianismo por pésimo jugador de fútbol). Ya no estaba el volcán Galeras actuando como testigo de nuestro camino por este mundo.
Ahora estaba el cerro de Monserrate, como vigilante mudo del encuentro y la tierra bogotana haciendo de huésped de este par de pastusos lejos de su tierra.
Surgieron las preguntas típicas de este tipo de situaciones: ¿Qué estudiaste? ¿A qué te dedicas? ¿Sabes de Fulanito de Tal? ¿Vive Fulanito acá en Bogotá? Las respuestas por su parte fueron variopintas. El, empezó a estudiar ingeniería electrónica pero la abandonó por las relaciones internacionales. Ahora hace un postgrado y estudia en la Universidad de los Andes. Yo, me gradué como ingeniero electrónico, pero ahora estoy trabajando en mi sueño de ser periodista.
No puedo negar que me alegró que nos encontráramos ahora y no hace tres años. En este momento estoy reconciliado con la vida, gracias a que estoy cumpliendo mi sueño de estudiar periodismo, y a que desempeño un trabajo donde mi particular forma de ser es útil y valiosa. Creo que ahora puedo mirar a la gente con la mirada firme, segura y feliz. Y eso me gusta.
Estoy feliz de que mi compañero se sienta realizado, y también de que yo esté satisfecho. Me enorgullece saber que puedo alegrarme con la felicidad de los demás sin necesidad de compararme. Sin sentirme ni más ni menos.
Hay mucho de este Raúl de hoy que es producto de la escultura de los días sobre mi vida. Los aciertos, los errores, los fracasos, el liderazgo estudiantil, la vida lejos de casa, las trasnochadas haciendo cosas que no me apasionaban y las largas charlas con los maestros de la noche han cumplido su cometido sobre mí. Hoy puedo sonreír mejor y más sinceramente.
Posdata: Estoy feliz de volverles a escribir después de varios días. Estuve ausente porque mi módulo de reportería estuvo algo pesado, y no me dejó tiempo para tener vida privada. Pero parece que todo ha vuelto a la normalidad ahora que inicié la materia de ética periodística con la leyenda del periodismo colombiano Javier Darío Restrepo: el sueño dentro del sueño, en palabras que me recordó hoy mi amigo Jorge.
Ultima hora: Mi amiga María Antonia, de la especialización en Periodismo, me acaba de llamar a informarme que obtuve un 4.8 (sobre 5) en mi trabajo final de reportería. Me hace feliz compartirlo con mis ciber-amigos.
5 Comments:
Muchas felicitaciones! ya hacían falta tus posts
Lo primero decirte que me alegra ver que de nuevo vuelves a contactar con nosotros a través de tu blog y lo haces con un buen relato del encuentro con tu viejo amigo.
Lo segundo felicitarte por la buenísima nota que es la reconpemsa de tanto esfuerzo, comprendo que estés muy satisfecho.
Un abrazo
Es muy bueno eso de no tener que hacer comparaciones cuando te encuentras con alguien. Qué bien que te sientas satisfecho y orgulloso del hombre que eres.. Nada cómo estar conforme con quien eres...¡
Un tremendo abrazo,
Felicidades :) No sabia que en Colombia las notas se dieran sobre 5... en España se dan sobre 10, en Francia sobre 20 y en Italia sobre 30 (menos en la uni q es sobre 110)... cosas de la vida.
Eres uno de los pocos blogs q leo que tiene su foto :)
Bien viejo, no sabía que estudiabas periodismo pero dejame decirte: Creo que hallaste tu verdadero camino. Que bacano saber que alguien lo logra.
Saludos!, Chao
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