lunes, octubre 24, 2005

Arena entre las manos

(Leyendo a Waghorn)

Cuando tenía unos seis años, y mi mamá, muy discplinadamente, me guiaba en las oraciones de la noche, yo solía pensar, muy asustado, en como sería el mundo si ella no estuviera. O si papá muriera. Entonces cerraba los ojos, apretaba la almohada contra mi rostro y alejaba esos terribles temores de mi cabeza, no sin antes secarme una que otra lágrima.

Luego mamá salía y apagaba las luces, y yo me quedaba solo con mis temores. Con el par de venados de trapo que me producían tanto miedo por razones que desconozco. Con las bendiciones que mamá había puesto en todas partes de mi cuerpo al persignarme. "Ellos no morirán nunca" pensaba. Y luego de darle vueltas al asunto unos minuticos, el sueño terminaba por alejar a los fantasmas.

Pero con la muerte de papá, varios años después, entendí que la gente sí se iba. Que no estaban aquí para siempre. Que había cosas importantes que se quedaban sin decir. Que muchos momentos nunca serían posibles por más que lo deseara.

¿No han sentido ustedes deseos de atrapar todo lo que les gusta del alma de una persona, en una mano? ¿No han experimentado unas ansias locas de aprisionar esencia, olor y sentimiento en una mirada?

Yo creo que es lo único que he intentado hacer en el camino de mi vida: he querido capturar las esencias que considero indispensables. Las que creo infaltables. Pero igual se me van.

Y en la calle veo rostros que no deberían irse nunca. Y posturas al caminar, que son merecedoras de la eternidad. Gestos que no deberían caducar. Miradas que no deberían tener fin alguno. Pisadas que siempre deberían ser presente, y no sólo arena entre las manos.

Y cuando veo en mis tías la sonrisa de papá, y cuando oigo en los refranes bogotanos las palabras del gran Raúl Virgilio (que así se llamaba mi padre), como un reflejo, lanzo la mano al aire, tratando de capturar "no-se-que-cosa".

(Al leer sobre la tía de Waghornhttp://movilwagg.blogspot.com/, y de todo lo bonito que el recuerda de ella, támpoco pude evitar mandar la mano al aire. Es que hay tanto en los humanos digno de ser guardado...)

13 Comments:

At 10:11 p. m., Anonymous Anónimo said...

Uno no se da cuenta de lo que pierde hasta que ya esta perdido, dando todo por que no lo dejen 5 minutos mas para decirle todo eso. Y personas que tanto nos cuidan y protegen y que las queremos tanto y que cuando nos dejan es tan dificil soportar su ausencia

saludos

 
At 7:39 a. m., Anonymous Anónimo said...

Para eso está la memoria, para guardar en ella todos aquellos recuerdos que significaron algo para nosotros y que nos acompañarán a lo largo de nuestra vida.
Un abrazo

 
At 10:33 a. m., Blogger Nidesca said...

Algunas esencias son capturables, se alojan en los rincones de la memoria y del alma, a veces ni nosotros mismos sabemos que anidan ahí hasta que algo ocurre y ellas se alborotan dejándonos oler su estela, trayéndonos este o aquel recurdo. Hay momentos que se estatizan en la memoria como fotografías, imagino que tenemos una especie de álbum casi infinito en la cabeza, pero no es la imagen lo importante sino las sensaciones y emociones que están ligadas a ella.
C'est la vie.

 
At 10:37 a. m., Anonymous Anónimo said...

De pequeña un bisabuelo mío murió y fue como aprendí a entender la muerte. Me deprimí durante un buen rato, ya que me dí cuenta que mis papás se podían ir en cualquier momento y lloraba todas las noches hasta que por fin lo digerí. ¡Qué difícil es explicarle a un niño la muerte!

 
At 12:18 p. m., Anonymous Anónimo said...

Entiendo lo que dices, esencias que guardarías en un frasco para ir a ellas cuando necesitaras ese apoyo, ese recuerdo, esas palabras, esas personas que estaban y ya se marcharon... Me encantaría poder guardar esas cosas siempre.

Un abrazo.

 
At 1:41 p. m., Anonymous Anónimo said...

Poder guardar cada momento único de ellos, ese recuerdo, ese pedazo de vida compartida, es lo que me queda. Y trato de conservarlos, y cuando veo algo que me los recuerda, a ellos, a los que ya murieron, me viene una gran sonrisa.

 
At 11:38 p. m., Anonymous Anónimo said...

yo hasta el momento no he vivido lo suficiente para ver a alguno de mis seres mas queridos morir. sin embargo algunas veces veo cerca el momento y me da miedo.

El hecho de pensar que algun día ya no estaran aqui "a mi lado" me incomoda.

saludos

 
At 7:27 a. m., Anonymous Anónimo said...

Leia ayer un libro, en que la protagonista descubria, varios meses despues de la muerte del marido, que este la habia estado engañando con varias otras mujeres desde hacia años. Imagino su fustracion y su impotencia de no poder gritarle a la cara su tristeza. Es otra forma de ver la muerte, supongo.

 
At 10:05 a. m., Blogger Matías Zelick said...

Raúl, ¿qué te puedo yo decir? cambiaría todo, por un minuto más, pero me queda mucho en el recuerdo, aunque te confieso que a veces, no me es suficiente.

 
At 4:40 p. m., Blogger Jose Sparrow said...

Creo que todos hemos intentado coger nestras ilusiones con las manos, pero por muy sujetas que las tengamos, siempre podrá venir alguien ha robarnoslas, yo vi como a principios de verano me destrozaban todas mis ilusiones, pero bueno, ya ha pasado todo y graqcias a dios puedo contarlooo. Animo y un saludo compañero.

 
At 11:39 p. m., Blogger fredmobi said...

Yo diría que cada persona es como un sabor. Hay algunos que conoces. Otros no te gustan, otros no sabes lo que es, otros te gustan pero no son fácilmente saboreables. Y al fin uno no puede decir que el sabor a piña se parece a algun otro. Y al igual que con las personas lo degustas mientras está contigo y siempre vas a quedar con la sensación de no entender bien tales sabores o personas. Las personas, al igual que los sabores, solo estan en ese momento, luego, en tu memoria. Saludos viejo Raul

 
At 4:24 a. m., Anonymous Anónimo said...

Me gustó Raul, atesora los momentos.

Suerte y fuerza desde Barcelona hasta Bogotá.

Gracias por tus comentarios, si alguna vez quieres una foto con más resolución sólo tienes que pedírmela.

 
At 8:26 p. m., Blogger Eduardo Waghorn said...

Honrado con su post. Gracias.
Nos estamos leyendo.

 

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