viernes, noviembre 11, 2005

Cali y Robin

Abajo todo es plano y verde. Son los inmensos cultivos de caña del Valle del Cauca, la tierra más fertil de Colombia. Una que otra carretera se abre paso entre los cañaverales, con un trazado recto de esos que nunca se verán en la cordillera.

De repente y casi sin darme cuenta, el valle está practicamente a mi lado. Un leve remezón me recuerda que el avión está aterrizando en el aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón, en el municipio de Palmira, a unos minutos de la industrial ciudad de Cali.

El aire caliente me da la bienvenida mientras inicio una entretenida charla con el taxista que me llevará a Yumbo, el municipio casi anexado a Cali, que hace las veces de parque industrial del importante departamento del Valle.

El conductor me cuenta que es músico. "Cuando uno no es rico, la mejor manera de conocer el club colombia es armar una orquesta" dice con ese agradable acento pausado e informal que tiene la gente de esta zona del país. Me obsequia su tarjeta, en la cual figuran dos nombres con sus respectivos números celulares, además de unos adornos verdes y unas notas musicales. "Yo soy Robin, el otro es mi socio".

(Mi imaginación vuela, veo al Club Colombia, que según creo es de los más importantes de la ciudad, repleto de trajes coloridos y adornos, y con su aristocracia bailando al son de una orquesta humilde: "Por favor vuelve a mi lado, no me hagas sufrir, sabes que este amor que tengo sólo es para ti. Tanto que yo te he rogado y tu no me ooooyes. Por favor no me maltrates quiero ser feliz")

"Nosotros tocamos de todo, tropical, merengue y salsa" dice Robin. Es un hombre sencillo, de unos cincuenta años, delgado de ojos claros y cabello gris. Se le nota la alegría cuando habla de la música. Sabe que esto de llevar y traer pasajeros es sólo una forma de completar sus ingresos (La tarifa del taxi de Palmira a Cali es altísima). Su pasión está en los teclados y en los instrumentos de viento. "Yo puedo tocar de todo, aprendí solo, desde niño" dice muy orgulloso, antes de empezar una extensa lista de clubes, bares y discotecas de la ciudad, dónde su grupo ha estado recientemente.

"Se vive sabroso. Lo contratan a uno por dos horas, y luego, ya no quieren parar y terminan pagando cinco. Cuando la gente está bailando, no se puede decir simplemente que los músicos se van".

(En ese instante estamos avanzando por la Avenida Cali-Yumbo, a buena velocidad, y a lado y lado de la calle, se ven chimeneas y torres, que sin duda pertenecen a las grandes fábricas de la región).

Lo que más me agrada de Robin es que es feliz con su vida. Que trabaja fuerte para dominar sus instrumentos. Que en ningún momento su orgullo se torna en arrogancia. Él es uno de esos vallecaucanos repletos de energía (y adoradores de la rumba) que rondan por toda Colombia. Y es un ejemplo para mi, en la búsqueda de mi camino.

12 Comments:

At 1:53 p. m., Anonymous Anónimo said...

Parece que le caes bien a todo el mundo, siempre se te descubren...

Un abrazo.

 
At 6:32 p. m., Anonymous Anónimo said...

Hay que ser una gran persona para que la gente pueda compartir su vida así contigo. Sin duda Colombia tiene mucha gente magnífica, hoy nos has mostrado el ejemplo del músico y tl tuyo, gracias!
Saludos desde Guadalajara!

 
At 7:36 a. m., Anonymous Anónimo said...

Me gusta mucho como relatas tu trato con las personas que se cruzan en tu camino, siempre descubres un lado amable o alegre en todas ellas. Simpático el taxista, le deseo que siga tan feliz con su música y tú sigue contándonos tu viaje.
Un abrazo

 
At 8:51 a. m., Anonymous Anónimo said...

Los pobres tenemos que compaginar nuestra pasión, que para algunos es profesión, con un trabajo remunerado y monótono que no siempre se corresponde ni con nuestra formación ni con nuestro don ni con nuestro sueño.

Tú y yo lo sabemos, vendedor-periodista y cartera-antropóloga. Y a pesar de ellos nos consideramos afortunados. Por eso valoramos especialmente a las personas como ese taxista.
Un abrazo

 
At 3:05 p. m., Blogger Matías Zelick said...

Que interesantes nos haces hasta los momentos más trivieales de tus viajes, en que nos descubres lo mismo paisajes que personas.

 
At 3:30 p. m., Anonymous Anónimo said...

hay gente que vive tan feliz con cosas tan sencillas, verdad? Es muy importante aprender eso.

Que buen rollo me da leerte compañero!

Un abrazo

 
At 11:28 p. m., Anonymous Anónimo said...

Que impresionante, una persona que es feliz, ojaláq ue todo el mundo fuera como esta persona que nos describes, pero lamentablemente no le podremos caer bien a todoel mundo siempre, vi una palabra curiosa que nunca eh oído "vallecaucanos" que significa o que da a entender? Este señor que relatas disfruta de su vida, que díficil es llegar a ese punto de la vida
un abrazo desde morelia!!

 
At 10:42 a. m., Anonymous Anónimo said...

Que afortunado! que encuentro e historia maravillosa nos cuentas, gracias por tu total relato de tu visita a Cali Ois!

 
At 10:44 a. m., Anonymous Anónimo said...

Ve, Vos ya que publicas tantas fotos tan bellas porque no me das gusto y le muestras al mundo la novena maravilla (por supuesto Jeremías y nada mas. Un beso y cuidate mucho.

 
At 2:41 a. m., Anonymous Anónimo said...

Como ya te dije en mi blog, me alegra ver esta nueva foto tuya tan sonriente.
Un abrazo

 
At 4:22 p. m., Anonymous Anónimo said...

Me encantó tu relato del taxista. Es fácil comprender porqué es tan feliz: vive haciendo lo que le gusta. La idea es llegar a eso, no crees?

 
At 12:17 p. m., Anonymous Anónimo said...

Ya que usted es tan "recorrido" me gustaria que me colaborara con una cosa. Cuando su imaginacion vuela, menciona una cancion. Usted de casualidad no sabe que grupo la canta???
Si sabe, me podria enviar la respuesta a andrestejedor2000@yahoo.com
Gracias

 

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