Hay tantas cosas en la vida de una persona. Cosas que nadie podría imaginar a primera vista y que, sinemabrgo, resultan definitivas para entender su actitudes.
Por eso me gustó tanto Crash y me alegró tanto que ganara el premio Oscar a mejor película (a pesar de que Brokeback Mountain también me pareció muy buena).
¿A donde nos puede conducir la soledad? ¿Que tenemos guardado caa uno de nosotros en lo profundo (in the deep)? ¿Qué nos conduce a lastimar o a intentar lastimar a los otros? ¿Hasta que punto nos dominan nuestrs miedos? ¿´Cuando es admisible la violencia?
De eso habla Crash ( o Vidas Cruzadas, como fue traducido el título al español). Se enfrenta a lo que nadie quiere poner sobre la mesa.
¿Espera una mujer que su esposo golpee a un policía que toca su cuerpo abusivamente?
¿Tiene derecho a vivir amargado y a ser violento en su trabajo alguien que tiene que cuidar a su padre en medio de una dolorosa enfermedad?
¿Puede alguien que se esfuerza siempre por hacer las cosas bien, dañarlo todo en un error?
¿Es el idealismno de la juventud algo diferente a la falta de experiencia en el mundo real?
¿Puede ser un ladrón lleno de resentimiento, el más generoso de los humanos con las personas cuya vida tiene en sus manos?
No son preguntas fáciles. De hecho el director ni siquiera intenta resolverlas. Sólo las plantea y muestra posibles desarrollos con personajes de carne y hueso. Lejos de la pretenciosa lección o de la moraleja de las fábulas, el film le apuesta a la serpiente que se muerde la cola. Al punto donde la frontera entre el bien y el mal es más difusa. A los acontecimientos de la vida diaria donde los discursos absolutistas no funcionan.
Por eso uno no sabe si amar u odiar a los personajes. Porque no son estereotipos. Porque viven en las áreas grises.
¿Es culpable de sus prejuicios un ser solitario encerrado en una jaula de oro?
¿Pueden los intereses políticos manchar las iniciativas de equidad racial y de género de politiquería e intrigas? ¿Puede lo más noble volverse satánico?
¿Quienes han sido discriminados y maltratados, pueden discriminar a los otros? ¿Podemos pasar de víctimas a victimarios irreflexivamente?
¿La lucha por la supervivencia nos puede volver insensibles?
¿Quien un día nos humilló podría salvarnos la vida?
¿La verdad de los medios y de la opinión pública termina por ser subordinada de las encuestas? ¿Le sucede lo mismo a la justicia?
Pero hay un cuestionamiento de Crash, que a mi parecer es el más hermoso y trascendente:
¿Puede la bondad pura, cruda y salvaje, convertirse en milagro, cuando se mezcla con el azar de la vida cotidiana?
Crash deja planteadas las preguntas con una sencillez asombrosa. Brilla en la película el excelente manejo de los paralelos temporales, que a pesar de la cantidad de personajes, no destruyern la continuidad de la historia. Brillan también, la mesura y la seriedad (casi periodística, hablando del buen periodismo) que evitan que la historia se convierta en un juicio en un discurso.
En fin... Algún día tenía que reflexionar sobre el montón de preguntas que me sembró Crash. Porque de esa película, al igual que de las buenas clases, se sale con más preguntas que respuestas...
(Estoy escuchando La canción In the Deep, de Bird York, de la banda sonora de Craash. Aún no se que decir. Sólo que me parece espectacular)